lunes, 17 de diciembre de 2012

Escuela, Sociedad, Suicidio Adolescente: algo anda mal

http://www.elmundo.es/america/2012/12/13/noticias/1355420617.html

Al finalizar el año escolar deberíamos evaluar, además de los aprendizajes cognitivos, qué capacidades, habilidades y conocimiento adquirieron los estudiantes en relación a la generación de vínculos humanizadores consigo mismos, con los otros y con el entorno.
El aumento del suicidio entre los adolescentes chilenos debería ser tema obligado de reflexión en todos los Colegios de Chile. Deberíamos hacer una evaluación profunda de cómo afecta el sistema escolar en la tasa de suicidios juveniles.
¿Para qué estamos educando? ¿cómo están viviendo la libertad, la tolerancia, el respeto y el cariño los jóvenes en las Escuelas? ¿Somos las Escuelas espacios de contención, de acogida, Escuelas de Humanidad?
Dejo abierto el debate que, estoy convencido, deberemos tomar como tema de fondo en el próximo curso escolar.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Llegando al fin del año escolar: ¿Aprendimos algo?

Por estos días todos los profesores y profesoras de Chile andamos corriendo llenando libros, sacando promedios, completando informes de rendimiento, ordenando salas, colaborando en las presentaciones de todo tipo que llenan los colegios. Además andamos viendo qué hacer con los estudiantes que terminan el año "con lo justo para pasar", viendo además los temas de asistencia, es decir, si faltó más del 15% de los días de clases debería repetir. Surge, en medio de este caos, la pregunta ¿dejamos repitiendo a este niño? ¿hacemos que pase?
Personalmente creo que en estos días se refleja la falta de profesionalismo de nuestra estructura escolar y, además, se refleja que el foco de la Escuela está puesta en los resultados, no en los productos, y que esos resultados no siempre tienen relación con lo que el estudiante efectivamente aprendió.
Hay muchos casos en que el profesor de Arte, Música, Tecnología o Educación Física, es decir, los temas que menos pesos tienen en nuestro sistema escolar, le suben la nota a los niños para que "pasen de curso". Puede que el estudiante no haya desarrollado las habilidades mínimas de aprobación en los otros subsectores, pero como el promedio general "le da para pasar", aprueba. El tema aquí es doblemente complejo: por un lado muchos estudiantes aprueban sin tener las habilidades mínimas en todos los subsectores. Por otro lado se sigue mirando las artes, la tecnología y la educación física como los "trampolines" para pasar de curso. Invito a quien quiera a mirar las actas de fin de año de cualquier Colegio de Chile y ver cómo en estos cuatro ramos casi todos los estudiantes tienen entre 6,0 y 7,0 de promedio anual. Si esto es así deberíamos estar llenos de medallas de oro en las Olimpiadas, ser el centro de la cultura plástica y musical, y tener un MIT en Chile. La verdad es que la Escuela tradicional en Chile no toma en cuenta el arte, la música, el cuerpo y la tecnología. Pero paragógicamente tampoco toma en cuenta la Matemática, ni la Ciencia, ni la Historia, ni el Lenguaje, porque los estudiantes que no tienen las competencias mínimas de aprobación igual "pasan de curso".
En todo caso el problema que visualizo no es el que "pasen de curso" los estudiantes. Voy a algo más profundo: ¿qué significa pasar de curso? Creo que lo relevante debería ser reflexionar la posibilidad de cambiar el sistema y la forma de aprobación.
La propuesta no la tengo aun clara, pero si creo que es relevante hacer el análisis, la reflexión. Dejo una pregunta para abrir el debate: ¿Por qué no desarrollamos planes de estudio individualizados? ¿Por qué el foco no lo ponemos también en las habilidades sociales, emocionales, artísticas, expresivas, físicas y no solamente en las cognitivas?
Ciertamente son muy pocos los que tienen claridad en saber qué significa que un niño haya pasado de curso.

martes, 13 de noviembre de 2012

El inicio del fin

El inicio del fin de año comienza por estos días. Comienzan a aparecer las realidad que más determina estados de ánimo en la Escuela: ¿pasaré o no de curso? Son varios los estudiantes que se comienzan a hacer esta pregunta, arrastrando con ella a todas sus familias.
Uno de los comentarios que he escuchado en casi todos los Colegios en que he trabajado es ¿Qué hacemos con este niño? ¿Lo pasamos de curso o lo dejamos repitiendo?
Una vez más nos podemos dar cuenta de que el sistema escolar actual está fracasado, colapsado y, sobre todo, que se contradice consigo mismo. ¿Para qué se le ponen calificaciones a los estudiantes si luego decidiremos si pasa o no de curso? ¿Qué nos muestran las calificaciones? ¿Para qué sirven? ¿Qué reflejan de cada estudiante?
Por más páginas de PEI que existan en cada Colegio, lo que a fin de cuentas interesa en nuestro sistema actual es que el niños "pase de curso", además centrados en las notas obtenidas, como si ellas mostraran algún desarrollo de habilidades o competencias. Más encima al final del camino de un año, los estudiantes se transforman en un promedio: "este joven es de 6,0". Por ello se vuelve a repetir la contradicción. Las notas se transforman en sello identitario, pero, según sea el caso, no implican que apruebes o no el año realizado.
A estos cuadros de notas, de posibilidades de pasar o repetir, se debe unir la angustia que provoca en varios estudiantes los períodos de exámenes finales. Se crean semanas enteras en donde varios estudiantes se "juegan la vida" por pasar de curso, por lograr que el profesor les ponga la nota que necesitan para no tener que repetir. Cabe señalar que la mayoría de dichas calificaciones no representan ningún logro de habilidades, sino que se "pasa" al alumno por diferentes razones.
¿Y qué haremos? ¿Seguiremos "pasando de curso o dejando repitiendo"? ¿Continuaremos transformando un año de trabajo escolar en un "promedio general"? ¿Seguiremos ignorando los diversos ritmos de aprendizaje y esperando que todos "aprendan" en la misma fecha?
Una vez más la Escuela debe abrir ventanas y puertas, debe mirarse críticamente y repensarse en profundidad. Debe darse cuenta, una vez más, que el mundo cambió (hace varios años). Debemos evaluar no por calificaciones, sino por aprendizajes logrados en base a un Plan de Desarrollo Personal. Podemos introducir el logro de metas, pero sobre todo, poder visualizar los elementos que produjeron que el estudiante lograra o no las metas, de forma tal de poder reconducir los procesos de adquisición o desarrollo de las competencias intencionadas en conjunto entre la Escuela, el niño y su familia.
Un año de estudio y trabajo escolar no cabe en un "promedio". La vida no se juega en los promedios, sino en los miles de logros cotidianos, pequeños y grandes, que obtenemos. Pero se juega, mucho más aun, en los millones de errores, equivocaciones, desaciertos que realizamos día a día. Tal vez, mejor dicho, es seguro que son ellos, también, los que nos llevan a aprender significativamente. Nos llevan a construirnos como personas libres y autónomas.
¿Quién aprenderá significativamente más? ¿El que sacó 6,7 de promedio general? ¿El que sacó 4,9 de promedio general? Respuesta incierta, la vida misma tal vez nos lo puede aclarar.
(Recuerdo que muchos "genios" admirados fueron de los que sacaron 4,9 de "promedio general")

miércoles, 24 de octubre de 2012

Hacer las cosas de otra forma ahora

¿Por qué en la Escuela nos cuesta tanto cambiar las formas de hacer las cosas? ¿Por qué seguimos con una estructura organizacional heredada de la revolución industrial? ¿Por qué seguimos ocupando "inspectores"? ¿Qué deben inspeccionar? ¿Por qué seguimos "parcelando" el conocimiento en ciencias, lenguaje, matemáticas, etc.? ¿Por qué agrupamos por edad a los estudiantes? ¿Por que´todos deben realizar la misma evaluación tanto en forma como en habilidades a evaluar? ¿Por qué seguimos calificando a los estudiantes con una escala numérica de 1 a 7? ´¿Por qué seguimos exigiendo uniformes y cortes de pelo "tradicionales"? ¿Por qué seguimos aprobando a un estudiante al final de año solo por sus calificaciones? ¿Por qué la "formación integral" sigue siendo solo una frase de todos los Proyectos Educativos?
Son muchas las preguntas que aparecen cuando confrontamos a la mayoría de las Escuelas que tenemos en Chile con lo que está ocurriendo en la sociedad actual. Nuestra Escuela sigue estando 40 años atrás de lo que ocurre en la sociedad.
Ciertamente hay muchos espacios en donde se respira aire nuevo, en donde la Escuela se abre a la sociedad, al mundo actual y, sobre todo, es capaz de mirar un poco más allá e intentar visualizar el futuro. Surgen diversas experiencias tal como lo muestra www.educacionprohibida.com en la cual la Escuela está dando un giro existencial necesario.
Pero hay mucho más por hacer. Y esa es la tarea que tenemos entre manos. Se hace vital comenzar a hacer las cosas de otra forma, atrevernos a abrir las ventanas y puertas de la Escuela y comenzar a mirar donde la vida fluye, circula y se desarrolla. Esta tarea no es sencilla, ni de logros inmediatos. Se requieren capacidades intelectuales, emocionales, afectivas. Es fundamental cambiar el chip  dar un salto vital hacia nuevas formar de comprender al ser humano, la convivencia y la sociedad.
No podemos esperar que todos estemos de acuerdo en cómo hacer las cosas de forma distinta. ¨Pero lo importante es comenzar. Para ello hay que trabajar los liderazgos, no solo directivos, sino, sobre todo, los liderazgos de los profesores que son quienes debemos conducir esta transformación. No será el sistema central, ni el Ministerio, ni el Gobierno, ni los organismos de educación internacionales los que cambiarán el chip. Tal vez estemos asistiendo al inicio de un nueva Escuela. Se abren nuevas ventanas (TIC´s, neurociencias, emociones, etc.) por donde entran aires de renovación para una Escuela que está perdiendo el foco, que no satisface las necesidades de los estudiantes que hoy llenan sus aulas. Una Escuela que maltrata a sus niños y niñas, que está en el centro del huracán, pero que, al parecer, no se da cuenta de dónde está ubicada.
Me quedo con esta frase que extraje de un comercial de automóviles: "La próxima vez que tengas un sueño, que no se te olvide cumplirlo" En eso estamos en la Escuela, cumpliendo nuestro sueño.

jueves, 18 de octubre de 2012

Documental "Profes"

Espero poder comentarla pronto.
Aprender, crear, transformar.
Vean el documental "Profes: un documental de Elige Educar"

lunes, 15 de octubre de 2012

"El reemplazante" Feliz Día del Maestro: ¿Qué celebramos?

No sé bien si es el 16 de octubre u otro día. Tampoco sé, a ciencia cierta, si se celebra en esa fecha solo en Chile, pero el hecho es que hace 15 años que celebro el día del Maestro. La primera celebración fue en Curarrehue, en la Escuela Misional N°3 (hoy Complejo Educacional Ruka Ngen). Ciertamente la que más recuerdo.
¿Qué celebramos los profesores? ¿cuál debe ser el foco de este día de celebración para nosotros? De cara al espacio que hoy tiene la Educación en nuestro país, y en el mundo entero, ¿qué tenemos para celebrar los profesores?
Siempre he pensado que para muchas personas, tal vez para demasiadas, los profesores seguimos siendo los héroes de nuestra sociedad. Intuyo una mirada sobre nuestra profesión, incluso de muchos profesores, como si estuviéramos salvando al mundo con nuestro trabajo. Me ha pasado varias veces que cuando digo que soy profesor en un grupo nuevo, aparecen los comentarios del tipo "qué bonito", "debe ser tan lindo trabajar con niños". Aparece una cierta admiración, no se bien por qué, sobre el trabajo docente. Al parecer hay un grupo que ve en los profesores los responsables del futuro, del bien de la humanidad. Somos los héroes que el mundo requiere, que la sociedad necesita en este momento tan delicado y crítico.
Pero estos héroes, a juicio de muchos más, son además mártires. Tenemos sueldos bajos en comparación a otros profesionales, trabajamos muchas horas tanto en el Colegio como en nuestro hogares. Somos medio psicólogos, asistentes sociales, terapeutas ocupacionales, padres y madres de nuestros alumnos. Se nos valora porque tenemos paciencia con los niños inquietos y con los jóvenes rebeldes. Los profesores, los mártires del siglo XXI, en quienes se depositan las esperanzas de esta sociedad.
Ciertamente hoy a la Escuela se le pide todo: prevenir las drogas, el abuso, educar en valores, desarrollar habilidades, prevenir las injusticias y educar para la paz, entre otros pedidos más. Y somos los profesores quienes debemos lograr todo esto. La sociedad pone en nosotros toda la responsabilidad, pero por otro lado surgen voces críticas, voces que nos ubican como un grupo de profesionales que nos falta actualización, que no logramos que los niños aprendan, que tenemos gran responsabilidad en los bajos resultados del SIMCE, PISA y cuanta prueba estandarizada busque saber si los estudiantes están o no preparados para la sociedad de consumo.
Tal vez esta reflexión no sea aplicable al menos del 10% de Colegios particulares pagados en donde ser profesor, en varios de esos casos, es una realidad incierta en términos del lugar que le otorga la familia en la formación de sus hijos.
En medio de estas dos fuerzas: profesores que deben salvar el mundo que a la vez no tienen las competencias para dar una buena educación, se erige nuestra labor cotidiana, anónima. silenciosa y completamente diversa. Seguramente mañana muchos hablarán de los profesores, sobre todo los tecnócratas de turno y los cientos que hablan, escriben, opinan, critican y piensan, sin haber escuchado nunca, o hace mucho tiempo, un timbre que indique el inicio de recreo.
Mientras veo "El Reemplazante" (TVN) me doy cuenta que una de las cosas que tenemos para celebrar es la capacidad de seguir apostando, en medio del silencio, por hacer otro mundo posible. Con errores, con aciertos, a veces con más empeño que profesionalismo. Con inseguridades, con falta de coraje, pero estoy seguro que seguimos aportando a que la transformación social no sea solo la utopía, sino la certeza de la realidad que nos toca, de lunes a viernes, vivir en nuestra aulas y patios.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Convivencia y Disciplina: ¿para qué estamos educando?

Hoy asistí, como muchas otras veces, a un Consejo de Disciplina. Una vez más aparecen las anotaciones negativas, las suspensiones de clase, las condicionalidades, la suspensión de matrícula y todos los juicios que continuamente los profesores realizamos sobre los estudiantes.
Estoy convencido que la convivencia, las relaciones interpersonales, el cumplimiento de la normativa del Colegio de turno marcan la vida de todos los estudiantes. Finalmente muchos pasan por las Escuelas sintiendo que son "buenas" o "malas" personas según los juicios que realizamos sobre la "conducta" de los estudiantes.
Y es aquí donde aparece una tensión profunda de nuestra Escuela actual: ¿por qué los educadores tenemos que juzgar las conductas de los estudiantes? ¿estamos todos capacitados para ello? ¿se les forma a los profesores para saber emitir juicios sobre la forma de ser de los estudiantes? Si las normas no son construidas por los estudiantes, ¿por qué tendrán que adherir a ellas? ¿en qué fundamentamos las normas que exigimos cumplir al interior de las Escuelas?
La gran crisis de la Escuela también incluye este aspecto y, a mi juicio, es el centro de la crisis de la Escuela. No hemos sido capaces de construir comunidades educativas centradas en el diálogo, en la construcción normativa colectiva, en la horizontalidad. Hemos puesto sobre los niños y adolescentes grandes cargas normativas que ellos no significan porque no tienen motivos para ello, y además porque sus paradigmas normativos son completamente distintos a los nuestros.
Las normas, las leyes, los códigos de comportamiento son letra pero no provocan transformaciones en las personas. Por más sanciones que pongamos, por más anotaciones negativas, suspensiones de clases y condicionalidades que entreguemos la convivencia no va a cambiar. No somos distintos solo porque nos sancionen, mejor dicho estoy convencido que la letra con sangre NO entra, la letra con sangre DUELE y deja HERIDAS, algunas de las cuales nunca nos abandonan.
La Escuela aun puede estar siendo el lugar infernal para muchos de nuestros estudiantes. Son muchos los que no tienen ningún espacio en la Escuela actual. Seguimos procurando amoldar a los niños y jóvenes a nuestra forma de ver el mundo, la sociedad, los vínculos y la convivencia. ¿Somos acaso los adultos los que sabemos cómo hay que relacionarse, como hay que vincularse? He aquí la gran tensión de la Escuela actual: mientras sigamos pensando que los niños y jóvenes deben aprender a convivir según nuestros parámetros, seguiremos necesitando la "disciplina" entendida como la obediencia a normas externas al individuo.
El tema es el de siempre: ¿educamos para transformar la sociedad? ¿seguimos reproduciendo aquellos que nos hace menos humanos, que sigue produciendo víctimas?
Atrevámonos a hacer las cosas distintas: construcción colectiva de normativas, resolución de conflictos, acompañamientos familiares y escolares, consecuencias comunitarias, etc.
La paz y la justicia la construimos todos, entre todos, con nuestras oscuridades y claridades, la construimos entre todos!!

miércoles, 3 de octubre de 2012

Nuevos tiempos, nuevos aprendizajes

Internet llegó para quedarse y para afectar toda nuestra vida.
Cada día aparecen más y más aspectos de la vida que son afectados, modificados y transformados por la web.
Y el aprendizaje no podía quedar fuera de esta expansión. Más aún, la capacitación docente está siendo profundamente afectada por la nueva forma de capacitación e-learning. Van apareciendo cada vez más alternativas de formación, de conocimiento y capacitación. Se expande silenciosamente esta nueva perspectiva del perfeccionamiento continuo que los docentes procuran tener año tras año. Todo esto traerá nuevos desafíos para los docentes:
1) ¿Qué curso elegir? La oferta crece, aumenta, se especifica, se deglosa. No es sencillo decidirse ante tanta oferta. Pareciera que todos los cursos son necesarios, que las problemáticas son tantas que se hace imposible no tentarse por tomar más y más cursos. Para ello es fundamental detectar las necesidades reales que tengo como docente, saber priorizar, reconocer las debilidades que nos impiden llevar a cabo una mejor gestión al interior y al exterior del aula.
2) ¿Cómo trasladar al aula los nuevos conocimientos? Hace un par de años participé de un seminario sobre formación continua docente y recuerdo que una de las certezas que se tenía era que no siempre los cursos que tomaban los profesores de traspasaba al aula, mucho menos implicaba un mejor aprendizaje en los estudiantes. La pregunta central es cómo logramos rescatar los elementos centrales del curso que impacten directamente en el aprendizaje de los estudiantes. Una vez más hay que poner el foco en el lugar preciso. La capacitación es para cambiar el chip, para obtener mejores resultados, no solo para incrementar el CV.
3) ¿Aprendizaje o capacitación? Ciertamente que los cursos e-learning nos entregan capacidades para el trabajo docente, pero queda, a mi juicio, un espacio no totalmente claro. El desafío implicará el ser capaces de reconocer las nuevas formas de aprender, dejando de lado el contacto grupal al que estábamos acostumbrados. No es tarea fácil para los inmigrantes digitales acostumbrados al trabajo en grupo, a la conversación directa, a la construcción colectiva del aprendizaje. Si bien hoy tenemos nuevas formas de aprendizaje colectivo, de participación, ellas no configuran, por ahora, métodos que pongan en juego las emociones, la corporalidad tan necesarias para implicar a toda la persona en el aprendizaje. Aun quedan muchos espacios vacíos en torno a la nueva forma de aprender, de capacitarnos para poder crecer y acompañar a los estudiantes.
Nuevos tiempos, nuevos aprendizajes, nuevos desafíos.

martes, 25 de septiembre de 2012

Poder dentro de las Escuelas


Denuncias de apoderados contra colegios aumentan 41% entre 2010 y 2011

Este era el titular de una noticia que apareció ayer lunes 24 en el diario La Tercera.
En el interior de la noticia se hace referencia a que un tercio de las denuncias corresponde a maltrato físico y psicológico de adultos a alumnos y entre escolares.
El dato entregado es altamente complejo, por decir lo menos.
Se trata, en el fondo del tema del poder dentro de las Escuelas. Lo que aparece aquí, aunque se quiera tapar continuamente es una profunda crisis del actual sistema educativo, y no me refiero al tema de los dineros o a la educación pública o privada, sino que hago referencia a la forma en que nos relacionamos dentro de las Escuelas, a la forma en que los profesores procuran poner "orden" o hacer sus clases. En la lucha diaria por lograr que muchos niños y adolescentes se interesen por lo que ocurre dentro de los edificios llamados Escuelas.
Si aumentaron las denuncias en un 30%, ¿cuánto habrán aumentado los casos en que no se denuncia al agresor?
¿Cómo nos estamos relacionando con nuestros alumnos? ¿Por qué un adulto, un profesor, llega a agredir a un estudiante? ¿Cómo se relaciona este dato con la salud mental de los docentes? ¿Está en crisis la "autoridad" de los profesores? ¿Somos capaces de convivir en paz?
Muchas preguntas más aparecen, pero creo necesario el focalizar esta reflexión en señalar que la Escuela actual tiene que tener un viraje esencial. No podemos seguir haciéndonos los ciegos y sordos frente a la crisis actual que ocurre dentro de las aulas.
No se trata de hacer nuevos Planes de Escuelas Seguras o de Convivencias, ni siquiera obligar a los Colegios a tener Manuales de Convivencia. Seamos claros: las personas no cambian por más Manuales que se escriban, los seres humanos no aprendemos porque nos obliguen a convivir mejor. Se requiere un ejercicio de humanidad profunda, de reconocernos quiénes somos, qué queremos y hacia dónde avanzamos.
Es necesario destapar la realidad que ocurre dentro de las Escuelas, no seguir disfrazando la realidad con SIMCE, PSU u otros instrumentos que solo miden un aspecto de lo que ocurre en el interior de la Escuela. Además es necesario darse cuenta de que lo realmente importante, lo que marca nuestra vida adulta desde la Escuela no es el puntaje que sacamos en alguna prueba estandarizada, sino las relaciones y vínculos que en ella construimos Si le preguntamos a cualquier persona qué recuerda de la Escuela, seguro que no nos dirá el promedio que sacó en Matemática en octavo básico.
De una vez por todas debemos tomarnos en serio lo que ocurre dentro de las Escuelas, la forma en que se distribuye, administra y vive el poder. Los profesores no podemos ser cómplices de un sistema educativo que sigue reproduciendo, en parte, formas de vincularnos que no construyen una sociedad más humana, sino que reproducen competencia, individualismo y consumismo.
Seguirán aumentado las denuncias de apoderados contra los Colegios, y no solo porque seamos "malos" los profesores, sino porque la Escuela actual debe girar, renovarse, abrir sus puertas y ventanas, ser capaz de redefinirse. No esperemos que esta tarea la realice el Estado o el Ministro de turno, no, ellos no lo harán. 
La transformación de la Escuela es tarea tuya y mía, de todos los que día a día habitamos el espacio común donde procuramos aprender y enseñar.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Desarrollo, Escuela y Subjetividad

Como es costumbre, el PNUD entrega su Informe 2012 para nuestro país.
Aun no leo todo el documento, solo la Sinopsis, quiero compartir algunas interrogantes que me surgen.
1) ¿Cómo relacionamos los educadores estos Informes con nuestra labor profesional?
2) ¿Nos hacemos cargos y tomamos en cuenta el bienestar subjetivo de los estudiantes? 
3) ¿El currículo toma en cuenta la subjetividad o el foco está puesto en el diseño curricular del MINEDUC?
4) ¿Cómo se puede incluir el bienestar subjetivo de los estudiantes cuando las metas las pone un otro externo a ellos?
5) ¿El centro del proceso educativo escolar lo tiene la felicidad de los niños o las notas que ellos saquen?
6) ¿Seguiremos preparando para la vida adulta de los niños, para el futuro o les acompañaremos en su proceso de bienestar subjetivo actual?

Dejo pendiente el compartir reflexiones una vez leído el documento completo.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Redes Sociales: ¿las nuevas aulas escolares?

Las redes sociales están presentes en la vida de millones de personas, y sobre todo en la vida de los niños y adolescentes que pueblan nuestras salas de clases. Los educadores no podemos seguir viviendo como si esta realidad no impactara nuestra labor profesional. Es un absurdo. Por todos los espacios de discusión y análisis social se intenta vislumbrar el impacto que tienen y tendrán las redes sociales en la vida de las personas y de las sociedades, pero al parecer, los docentes no estamos metidos de lleno en dicha discusión y conversación.
Estoy convencido que cada día que pasa son más los jóvenes que aprenden a través de las redes sociales, son más los jóvenes que se relacionan, se vinculan y crean realidad en dichas redes, por tanto si queremos realizar una educación significativa debemos mirar lo que ocurre con dichas redes, pero sobre todo debemos mirar qué está ocurriendo al interior de nuestras aulas.
El desafío central es el siguiente: ¿qué formas de aprendizaje, de interrelación, de participación, de opinión tienen las redes sociales y que podemos ocupar en el aula? Dicho más fácil, transformemos nuestras aulas en una gran red social donde se comparte, de aprende colaborativamente y se crea conocimiento en común.
Les dejo un par de enlaces de páginas que me pareces interesantes de revisar y conocer.
http://internetaula.ning.com/
http://eduredes.ning.com/

¿Qué significa ser patriota hoy?

Comparto con ustedes la reseña histórica que me tocó redactar hace algunos días para el Acto Cívico de mi Colegio.


En 4 días más, el 18 de septiembre del 2012, Chile conmemorará los 202 años desde el inicio del proceso de independencia de la Corona Española. Este proceso concluyó el 12 de febrero de 1818 con la declaración de Independencia.

Es así, entonces, que el 18 de septiembre recordamos el inicio de un proceso que duró casi ocho años y que costó la vida de hombres y mujeres que lucharon por un ideal, que creyeron firmemente en que era posible otro mundo, otra forma de sociedad en la cual los ciudadanos tuvieran la oportunidad de elegir libremente sus destinos colectivos. El 18 de septiembre marca, por tanto, el inicio de una nueva forma de concebir la sociedad y la identidad patria, sin dependencias extranjeras, y con la firme voluntad de que cada persona viviera en libertad.

Nuestra breve historia republicana ha estado habitada por muchos hombres y mujeres que han sabido leer sus épocas. Hombres y mujeres que han solidarizado con la ciudadanía y que han alzado la voz, la voluntad y la conciencia para despertar el alma libertaria cuando Chile así lo ha requerido.

Esta es la celebración de la patria, de los ciudadanos, de quienes sigue creyendo en que los pueblos son capaces de autodeterminarse, de buscar acuerdos para construir juntos un futuro mejor para todos sus hijos. Por ello, cuando han pasado 202 años del inicio del proceso de independencia hay que volver a aprender de los patriotas. Pero sobre todo hay que mirar nuestro entorno para reconocer aquellos signos de dominación que aun nos pueden impedir vivir en autonomía y libertad.

O`HIggins, Carrera, Rodriguez, Camilo Henríquez y muchos otros no estuvieron siempre de acuerdo. Cada uno pensaba el país de forma distinta, pero cada uno buscó el bien de Chile y de sus gentes. A ellos podemos sumar muchos nombres que seguramente cada uno de ustedes quisiera agregar a esta lista. Pero lo relevante también es agregar nuestro propio nombre. De eso se trata el celebrar la patria. La patria la construimos todos y todas. A los próceres de nuestra historia, a aquellos que los libros han reconocido como fundadores de la patria se deben unir nuestros nombres. Somos nosotros quienes construimos el presente y el futuro de Chile. El ejemplo lo han dado los padres de la patria, los próceres y, sobre todo, los innumerables héroes anónimos que en silencio han entregado, en su labor cotidiana, la vida por nuestro país.

A todos los próceres, héroes y patriotas anónimos y públicos vaya nuestro reconocimiento sincero y agradecido. Con ellos celebremos estas fiestas de la independencia y la patria que juntos seguimos construyendo.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

La cátedra en Tarapacá

El domingo recién pasado estuve en el pueblo de Taparacá. El sol se hacía sentir a mediodía en la pampa y en la plaza de Tarapacá circulaban unas diez personas a la espera del inicio de la misa.
Sentado junto a mi familia en la poca sombra que hay en la plaza, escuchábamos como un padre, que vendía revistas y libros a un costado de la Iglesia, le leía a su hijo un instructivo acerca de "cómo ser una persona feliz". Nos quedamos escuchando atentamente, pero luego la escucha se transformó en contemplación: el padre que enseña a su hijo, el padre que es maestro de vida, el hijo que acoge la enseñanza, que escucha atentamente y que responde con libertad lo que va descubriendo dentro de sí.
Este hecho me hizo pensar mucho en nuestro rol de educadores, profesores, maestros, docentes o como se le quiera llamar a nuestra profesión. ¿Qué estamos transmitiendo? ¿qué podemos enseñar a los niños y niñas con quienes compartimos la vida? ¿Es relevante aun nuestro rol? ¿Tendremos que aprender de los padres y madres de nuestros estudiantes? ¿Cómo lograr un trabajo verdaderamente aliado con nuestros apoderados? ¿Cómo construir verdaderos vínculos formativos con los apoderados?
La mayoría de los aprendizajes vitales de la vida no ocurren en la sala de clases, o dicho de otro modo, no ocurren dentro del currículo oficial que nos exigen enseñar desde el MINEDUC. Los aprendizajes vitales, aquellos que dejan huella, que nos constituyen en la persona que somos ocurren en la calle, en la familia, con los amigos, en medio de la sociedad.
Entonces se hace relevante el aprender a mirar dónde aprenden los estudiantes, quiénes han sido sus maestros. Es primordial abrir las Escuelas a las familias, abrir la Escuela al entorno local. Mientras más cerrada la Escuela, menor será su impacto en la vitalidad sustancial del estudiante. Abrirnos a las redes sociales, dejar que entre la vida real al aula o, mejor aun, dejar las aulas para comenzar a aprender en la vida.
La plaza de Tarapacá se transformó en el aula , el profesor, el padre, en el mejor educador. El tema, los consejos para ser felices, en el mejor currículo. Ahí, en medio de la pampa, volví a ser consciente de que aprender no es propiedad de la Escuela y de que los profesores debemos declararnos aprendices permanentes. Ahí volví a darme cuenta de que la Escuela debe aprender del mundo en el que está inserta, de que la Escuela requiere con urgencia deshacerse de sus seguridades y construir lazos con las familias. Volví a aprender que la Escuela nueva va de la mano de la nueva Sociedad, que por más que nos hagamos los sordos y no queramos ver, la Escuela debe cambiar, debe aprender, debe transformar.
El domingo pasado aprendí una nueva lección, en el silencio del desierto pude escuchar la gran cátedra de la vida, fui testigo del oficio de un gran educador, de un padre, y de un gran aprendiz, un hijo.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Estimo que es indispensable que todos los profesores de Chile veamos esta película y que se realicen reflexiones en torno a ella.
El MINEDUC debería generar las instancias de discusión y análisis del modelo actual que él impulsa y promueve, a la luz de este documental.
Llegó la hora de abrir la óptica, asumir que en diversos espacios del país surgen nuevos modelos escolares que buscan responder a las necesidades reales de los niños, jóvenes y, sobre todo de las comunidades en que ellos están insertos.
El foco de la Escuela no puede estar en formar consumidores, sino que en crear espacios de transformación social a partir del rescate de los verdaderos valores humanos.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Escuela permeable

Parece que es tema común que la educación está en el centro de la discusión social y política de nuestro país. Desde todos los ámbitos emergen acciones, ideas, proyectos, movilizaciones, discusiones y personas que tienen relación con la educación.
A la Escuela se le quiere dar más recursos, pero se le pide que sea un espacio de integración social, que se eduque en valores. Se le pide que eduque en consumo y también en sana convivencia. Se le exige que alimente sanamente a los niños, que desde ella se prevenga el consumo de drogas, que los niños desarrollen capacidades, habilidades, competencias, que hablen inglés. Se espera que sea una Escuela actualizada con las TIC's, que sea pertinente con los cambios sociales. Se pide que forme ciudadanos responsables y, para las escuelas confesionales, que sus alumnos sean hombres y mujeres creyentes. A la Escuela se le pide todo.
Creo que algo no cuaja en esto. Es algo así como que la Escuela es la última institución que sobrevive del antiguo orden moderno. La Iglesia Católica ha perdido figuración, los partidos políticos están en franca decadencia y las organizaciones sociales juveniles siguen perdiendo adeptos. Al parecer la Escuela, para muchos, es el espacio social que permitirá la sobrevivencia de una sociedad mejor.
Todas las esperanzas están puestas en la Escuela.
Pero ciertamente que la Escuela es permeable. Conformada por seres humanos, ella vive toda la grandeza y debilidad humana. En ella se una lo más hermoso y también lo más bajo de nuestras debilidades.
Quienes conformamos la Escuela somos seres humanos que, insertos en la sociedad, no podemos estar fuera de ella. Por tanto lo esencial es asumir esta permeabilidad, esta fragilidad que nos debe llevar a vivir la humildad profunda para ser un espacio donde la humanidad sea el elemento sustancial que guíe nuestras decisiones y acciones pedagógicas.
La Escuela nueva que se erige en distintos rincones del planeta lleva este sello de humanidad. Es una Escuela que se reconoce aprendiz, en donde los docentes, estudiantes y apoderados forman una Comunidad de Aprendizaje permanente. Es una Escuela permeable que comparte sus logros y retrocesos. Es una Escuela que mira la sociedad y busca su transformación, una Escuela que no prepara para vivir en la sociedad, sino que recrea la nueva sociedad que la humanidad requiere.
La Escuela la conformamos seres humanos, por tanto, si algo le podemos pedir es que sea permeable a todo lo humano y que, a partir de dicha humanidad, pueda desarrollar procesos de formación y se constituya a sí misma como espacios de humanización, asumiendo lo la grandeza y la miseria que nos hace humanos, que nos hace hermanos.
Dicha Escuela requiere otra estructura, otra configuración curricular. Ya no cabe expulsar a los estudiantes, ni seleccionar por notas, dinero o creencias. Es una Escuela democrática, comunitaria abierta y permeable al entorno local, siendo motor de desarrollo social comunitario y en donde todos aprendan los vínculos necesarios para crear la nueva humanidad.
¿Queremos construir esta nueva Escuela?


martes, 11 de septiembre de 2012

¿Memoria colectiva?

Hoy se cumplen 39 años del golpe de Estado de 1973. Hoy jugó la selección de fútbol de Chile contra Colombia, hoy murió Sergio Livingstone y Raquel Correa. Hoy se hizo el Chile Day en Londres. Hoy se cumplen 11 años del atentado a las Torres Gemelas (EE. UU.)
Me remito, sobre todo, a la primera fecha.
En la ciudad en que vivo, Iquique, en el ambiente en que me muevo, nada olía a los típicos "11" que viví en Santiago. Tuve que hacer clases a tres cursos. A los muchachos de octavo les pregunté si sabían lo que había ocurrido el 11 de septiembre de 1973 en Chile. Nadie supo responder.
La verdad es que más que comenzar a hablar de dicha fecha, cosa que no correspondía por la temática abordada en la clase mencionada, me quedé pensando en cómo viven estos niños el Golpe de Estado, o más aún, qué espacio tiene en Chile esta fecha.
Ciertamente luego de 39 años, el Golpe se sitúa en un momento histórico distinto. Por ello creo importante el  reflexionar en la Escuela cómo educamos a partir de un hecho que ha marcado nuestra historia del siglo XX. Más allá del prisma político desde donde se miren los hechos, debemos acordar el aprendizaje que se debe dar a los niños sobre este hecho histórico.
No se trata de buscar un gran acuerdo de las enseñanzas del Golpe de Estado, sino que como educadores, debemos ser capaces de generar opinión, de mostrar los hechos ocurridos, de ser capaces de hablar de temas que durante muchos años fueron algo como un tabú. Abrir las opiniones, buscar lo que viven las familias, lo que opinan y ser valientes a la hora de denunciar el horror y la muerte provocadas.
Si los medios de comunicación solo mostrarán las barricadas y las romerías al Cementerio, si es más importante el partido de la Selección, si la vida sigue igual, debemos ser los educadores los que procuremos el mantener la memoria colectiva. Memoria colectiva porque fuimos todos los chilenos los afectados por el Golpe de Estado, porque aunque quieran dejar en el olvido lo ocurrido y sus consecuencias, no podemos dejar que nuestra memoria olvide que perdimos la cordura, que olvidamos la patria y que no nos reconocimos como hermanos por muchos años.
La memoria colectiva es necesaria para construir identidad chilena, para sabernos y sentirnos parte de un colectivo, de un proyecto común, de una historia compartida y de un futuro que entre todos vamos a construir.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Identidad chilena

En medio de las celebraciones del llamado Mes de la Patria, en el Colegio donde trabajo hemos realizado dos actividades importantes: Debate en mi Colegio y un Campeonato de Cueca. Ambas actividades buscan desarrollar la "identidad nacional".
De hecho, uno de los temas elegidos para que los niños de séptimo y octavo debatieran fue la identidad chilena. La pregunta central era: ¿qué significa ser chileno? Lo mejor de todo es que a nivel de docentes esta pregunta tampoco encuentra respuesta única.
Ciertamente que ser chileno es algo que aun estamos construyendo y que, aunque varios intelectuales quieran dar una respuesta definitiva, creo que estamos lejos de ello. Y una vez más, como en muchos temas de actualidad, la Escuela parece que tiene mucho que decir.
¿Qué otra institución tiene el deber de educar en la identidad chilena? ¿es la Escuela "la" encargada de transmitir los "valores patrios"? ¿qué identidad chilena es la debemos transmitir en las aulas? ¿cómo viven los estudiantes actuales que tenemos la identidad chilena?
La verdad es que no tengo claro qué es la identidad chilena, pero lo que sí tengo más que claro que esa respuesta no es única ni mucho menos propiedad de los Larraín, Morandé. Salazar o cualquier otro intelectual entre cuatro paredes defina lo que somos como pueblo.
En tiempos de globalización de la información, cuando los jóvenes están conectados con todo el mundo a través de internet, la pregunta por la identidad hay que hacerla desde la praxis, no desde lo que nuestros padres o abuelos nos dijeron que era el ser chileno.
Pero en la Escuela, creo, seguimos escuchando el mismo verso: bailar cueca, cantar la canción nacional, vestirse de huasito, comer empanada... etc. Justamente creo que ese verso ya no "corre", aunque sigamos creyendo y queriendo que con eso somos "más chilenos", creo que el tema no va por ahí. Mejor dicho, no se agota ahí. El tema se amplía, se ensancha, toda vez que la diversidad se hace evidente en nuestro país, toda vez que salimos del provincialismo en que se nos tuvo metido durante casi doscientos años.
¿Y quien definirá la identidad chilena? Ese es el tema: dar las instancias para que sean los mismos niños y jóvenes quienes den cuenta de aquellos aspectos del ser chileno que les identifica.
Abro el tema, como muchos de los que iremos compartiendo, para todos quienes pensamos la educación del Chile de hoy (aunque no sepamos cuál es ese Chile de hoy)

domingo, 9 de septiembre de 2012

Educación y dolor

Ayer murió la hija de un actor y una modelo. Tenía, creo, seis años y seguramente era la alegría de su casa, de sus padres y de su familia. El caso se conoció porque sus padres eran figuras públicas.
Ciertamente empatizo mucho con ellos. Mi hija tiene menos de dos años y me cuesta imaginar lo que ocurriría en mi interior si ella no estuviera.
Me pregunto por los amigos de aquellos niños que parten de este mundo a temprana edad, por sus profesores, por aquellos con quienes comparten todos los días. Cuando un pequeño fallece, también parte de la Escuela fallece. Y nosotros, sus educadores, también sentimos que algo se nos quita. Entonces es cuando aparece el dolor, la pena, la rabia, la angustia y nos volvemos a preguntar... ¿por qué ocurre esto?
Con la pérdida de un niño o niña se aparece el sinsentido, el absurdo humano más profundo. Ello nos pone en condición de alerta, de conectarnos con la humanidad más originaria, con la que nos permite educar día a día, que nos permite buscar crear un mundo nuevo en cada momento que pasamos en el aula.
Es el dolor, y sobre todo el sinsentido del dolor, el que nos permite volver a creer en la vida, en la esperanza de que cada gesto de amor, cada palabra de apoyo, cada acción educativa tiene pleno sentido cuando ella genera vida nueva.
Creo fundamental que el dolor sea parte del proceso educativo que impulsamos en cada aula. La vida humana se constituye también en el dolor. Si hay una certeza que tenemos al momento de nacer es que algún día moriremos, es que algún día el dolor nos visitará.
¿Qué significa educar en el dolor? ¿cómo acompañar el dolor dentro del aula? ¿cómo acercarnos al dolor que viven tantos estudiantes para generar vida nueva en ellos? ¿cómo nos haremos cargo del dolor que causamos los educadores? ¿somos conscientes del dolor que producen nuestras palabras, calificaciones, anotaciones y comentarios negativos en nuestros alumnos?
El aula está llena de humanidad y el dolor es parte de esa humanidad. Por tanto creo en la Escuela que mira el dolor humano, que lo acoge, lo sostiene y busca, muchas veces a tientas, el poder sanar, curar y aliviar el dolor. Creo en la Escuela que humaniza el dolor, que no lo esconde ni lo sataniza. Creo en la Escuela que educa en el dolor y que celebra la vida que emerge detrás de cada instante de dolor.

miércoles, 28 de marzo de 2012

¿Una nueva Escuela?


En los tiempos que vivimos van apareciendo diversas experiencias educativas centradas en nuevos paradigmas educativos. Cada una de ellas, enfocadas desde diversos puntos de arranque, ponen a la persona humana como centro de la acción escolar.
Ciertamente que la escuela tradicional también pone al centro a la persona, pero cuando observamos su quehacer real se puede observar que el paradigma que controla la cotidianidad es la incorporación al modelo neoliberal.
Por esto es que se hace relevante, necesario y urgente el levantar e intercambiar todas las experiencias que desde su praxis real procuran construir una nueva praxis escolar humana, colaborativa, social y revolucionaria.
De eso se trata este espacio, de apoyar la revolución que, desde el silencio y fuera de los medios, va ocurriendo en muchas aulas de nuestro país.