lunes, 15 de octubre de 2012

"El reemplazante" Feliz Día del Maestro: ¿Qué celebramos?

No sé bien si es el 16 de octubre u otro día. Tampoco sé, a ciencia cierta, si se celebra en esa fecha solo en Chile, pero el hecho es que hace 15 años que celebro el día del Maestro. La primera celebración fue en Curarrehue, en la Escuela Misional N°3 (hoy Complejo Educacional Ruka Ngen). Ciertamente la que más recuerdo.
¿Qué celebramos los profesores? ¿cuál debe ser el foco de este día de celebración para nosotros? De cara al espacio que hoy tiene la Educación en nuestro país, y en el mundo entero, ¿qué tenemos para celebrar los profesores?
Siempre he pensado que para muchas personas, tal vez para demasiadas, los profesores seguimos siendo los héroes de nuestra sociedad. Intuyo una mirada sobre nuestra profesión, incluso de muchos profesores, como si estuviéramos salvando al mundo con nuestro trabajo. Me ha pasado varias veces que cuando digo que soy profesor en un grupo nuevo, aparecen los comentarios del tipo "qué bonito", "debe ser tan lindo trabajar con niños". Aparece una cierta admiración, no se bien por qué, sobre el trabajo docente. Al parecer hay un grupo que ve en los profesores los responsables del futuro, del bien de la humanidad. Somos los héroes que el mundo requiere, que la sociedad necesita en este momento tan delicado y crítico.
Pero estos héroes, a juicio de muchos más, son además mártires. Tenemos sueldos bajos en comparación a otros profesionales, trabajamos muchas horas tanto en el Colegio como en nuestro hogares. Somos medio psicólogos, asistentes sociales, terapeutas ocupacionales, padres y madres de nuestros alumnos. Se nos valora porque tenemos paciencia con los niños inquietos y con los jóvenes rebeldes. Los profesores, los mártires del siglo XXI, en quienes se depositan las esperanzas de esta sociedad.
Ciertamente hoy a la Escuela se le pide todo: prevenir las drogas, el abuso, educar en valores, desarrollar habilidades, prevenir las injusticias y educar para la paz, entre otros pedidos más. Y somos los profesores quienes debemos lograr todo esto. La sociedad pone en nosotros toda la responsabilidad, pero por otro lado surgen voces críticas, voces que nos ubican como un grupo de profesionales que nos falta actualización, que no logramos que los niños aprendan, que tenemos gran responsabilidad en los bajos resultados del SIMCE, PISA y cuanta prueba estandarizada busque saber si los estudiantes están o no preparados para la sociedad de consumo.
Tal vez esta reflexión no sea aplicable al menos del 10% de Colegios particulares pagados en donde ser profesor, en varios de esos casos, es una realidad incierta en términos del lugar que le otorga la familia en la formación de sus hijos.
En medio de estas dos fuerzas: profesores que deben salvar el mundo que a la vez no tienen las competencias para dar una buena educación, se erige nuestra labor cotidiana, anónima. silenciosa y completamente diversa. Seguramente mañana muchos hablarán de los profesores, sobre todo los tecnócratas de turno y los cientos que hablan, escriben, opinan, critican y piensan, sin haber escuchado nunca, o hace mucho tiempo, un timbre que indique el inicio de recreo.
Mientras veo "El Reemplazante" (TVN) me doy cuenta que una de las cosas que tenemos para celebrar es la capacidad de seguir apostando, en medio del silencio, por hacer otro mundo posible. Con errores, con aciertos, a veces con más empeño que profesionalismo. Con inseguridades, con falta de coraje, pero estoy seguro que seguimos aportando a que la transformación social no sea solo la utopía, sino la certeza de la realidad que nos toca, de lunes a viernes, vivir en nuestra aulas y patios.

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