martes, 13 de noviembre de 2012

El inicio del fin

El inicio del fin de año comienza por estos días. Comienzan a aparecer las realidad que más determina estados de ánimo en la Escuela: ¿pasaré o no de curso? Son varios los estudiantes que se comienzan a hacer esta pregunta, arrastrando con ella a todas sus familias.
Uno de los comentarios que he escuchado en casi todos los Colegios en que he trabajado es ¿Qué hacemos con este niño? ¿Lo pasamos de curso o lo dejamos repitiendo?
Una vez más nos podemos dar cuenta de que el sistema escolar actual está fracasado, colapsado y, sobre todo, que se contradice consigo mismo. ¿Para qué se le ponen calificaciones a los estudiantes si luego decidiremos si pasa o no de curso? ¿Qué nos muestran las calificaciones? ¿Para qué sirven? ¿Qué reflejan de cada estudiante?
Por más páginas de PEI que existan en cada Colegio, lo que a fin de cuentas interesa en nuestro sistema actual es que el niños "pase de curso", además centrados en las notas obtenidas, como si ellas mostraran algún desarrollo de habilidades o competencias. Más encima al final del camino de un año, los estudiantes se transforman en un promedio: "este joven es de 6,0". Por ello se vuelve a repetir la contradicción. Las notas se transforman en sello identitario, pero, según sea el caso, no implican que apruebes o no el año realizado.
A estos cuadros de notas, de posibilidades de pasar o repetir, se debe unir la angustia que provoca en varios estudiantes los períodos de exámenes finales. Se crean semanas enteras en donde varios estudiantes se "juegan la vida" por pasar de curso, por lograr que el profesor les ponga la nota que necesitan para no tener que repetir. Cabe señalar que la mayoría de dichas calificaciones no representan ningún logro de habilidades, sino que se "pasa" al alumno por diferentes razones.
¿Y qué haremos? ¿Seguiremos "pasando de curso o dejando repitiendo"? ¿Continuaremos transformando un año de trabajo escolar en un "promedio general"? ¿Seguiremos ignorando los diversos ritmos de aprendizaje y esperando que todos "aprendan" en la misma fecha?
Una vez más la Escuela debe abrir ventanas y puertas, debe mirarse críticamente y repensarse en profundidad. Debe darse cuenta, una vez más, que el mundo cambió (hace varios años). Debemos evaluar no por calificaciones, sino por aprendizajes logrados en base a un Plan de Desarrollo Personal. Podemos introducir el logro de metas, pero sobre todo, poder visualizar los elementos que produjeron que el estudiante lograra o no las metas, de forma tal de poder reconducir los procesos de adquisición o desarrollo de las competencias intencionadas en conjunto entre la Escuela, el niño y su familia.
Un año de estudio y trabajo escolar no cabe en un "promedio". La vida no se juega en los promedios, sino en los miles de logros cotidianos, pequeños y grandes, que obtenemos. Pero se juega, mucho más aun, en los millones de errores, equivocaciones, desaciertos que realizamos día a día. Tal vez, mejor dicho, es seguro que son ellos, también, los que nos llevan a aprender significativamente. Nos llevan a construirnos como personas libres y autónomas.
¿Quién aprenderá significativamente más? ¿El que sacó 6,7 de promedio general? ¿El que sacó 4,9 de promedio general? Respuesta incierta, la vida misma tal vez nos lo puede aclarar.
(Recuerdo que muchos "genios" admirados fueron de los que sacaron 4,9 de "promedio general")

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